De gobiernos y gobernantes

"La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar". No conozco el autor de la cita, pero verdaderamente seríamos dichosos si tuviéramos trabajo, amor y esperanza. Trabajo, cada vez queda menos; amor, cuando no hay harina todo se vuelve tremolina; y la esperanza, que es lo último que se pierde, del gobierno que tuvimos y del gobierno que tenemos poco podemos esperar, porque ellos mismos no esperan que se produzca un cambio de situación para que empecemos a recibir algún rayo de esperanza. ¿Cuando volverán los brotes verdes?.

No pensemos ni por un momento, que hemos nacionalizado un banco, hemos nacionalizado un estercolero. Hemos socializado las pérdidas. Que necesidad tiene nuestro gobierno de nacionalizar bancos, si no fuese porque es la única forma que ha tenido de vender a la opinión pública que es necesario comernos la mierda. Es como decir: la mierda nos la comemos pero es nuestra. En mi pueblo existe un dicho más justo: quien rompe paga y se lleva los trastos a casa. En nuestro post, "De bancos y banqueros", ya anunciábamos que tendríamos que comernos algunas toxinas, aunque el gobierno lo ha negado continuamente por activa y por pasiva. ¿Pero que importa lo que digan nuestros gobernantes hoy, si mañana tendrán que hacer la cosa contraria?. Tanto los que nos gobernaron como los que nos gobiernan dan continuamente palos de ciego, ni supieron ni saben diagnosticar nuestros males ni recetar nuestros remedios.

Ahora resulta, que como nuestro Banco de España no sabe realizar su trabajo, tenemos que contratar auditores externos e independientes, supongo también que extranjeros, por si ello despeja dudas, para conocer la realidad, es decir, el montón de mierda, que acumula nuestro sistema financiero. Los que somos rurales a los montones de mierda les llamamos estercoleros, y aún siendo el desecho de los animales, sirve para abonar una nueva cosecha; pero no para los mismos que la generaron. Quiero decir con esto, que nos tocará sanear a nuestros bancos, que apartaremos todos los activos tóxicos y no tóxico, y que una vez que hayamos inyectado el dinero suficiente, por supuesto de nuestros impuestos o de nuestro aumento de deuda, alguien y no será el conjunto de la sociedad, sabrá aprovechar esos estercoleros para abonar su propia y particular cosecha. Estaremos privatizando las ganancias.

Por otro lado, Europa, que regañó a nuestro gobierno por asumir que su objetivo de déficit no podía cumplirse y unilateralmente lo subió al 5,7%, ahora nos dice que no cumpliremos estos objetivos y que para el 2012 nuestro déficit alcanzará el 6,4% y el 6,3% para el 2013, teniendo el compromiso de alcanzar el 3% ese año. ¿Pero será posible que alguien sea capaz de diseñar nuestra hoja de ruta?. Una hoja de ruta que nos conduzca a la salvación y no al precipicio, una hoja de ruta que nos haga albergar algunos rayos de esperanza. 

Que podemos esperar del anterior, de este, o de cualquier gobierno que votemos, si no gobiernan pensando en beneficiar a la sociedad a la que deben servir, sino que se sirven de la sociedad para gobernar pensando en beneficiar a los grandes capitales. Y todo con la excusa de que si nuestro sistema bancario cae, caeremos todos nosotros. ¿Verdaderamente esto es así?. No necesariamente. El problema estriba en que ya hemos metido tanto dinero en bankia que, posiblemente, dejándola caer caiga con toda su carga sobre nuestro propio Estado, o quizás su gran problema haya sido que como todas las cajas, ha sido gobernada por políticos, y ya sabemos que los criterios de gestión aplicados por los políticos, no son necesariamente criterios profesionales y empresariales, sino que se dejan llevar por otros intereses.

Y lo peor de todo, ya que hiere de muerte nuestra esperanza, cuando acabe todo este proceso de reforma tras reforma bancaria, la sociedad española tendrá a su cargo más parados, mas déficit, más deuda, más empresas quebradas y un sistema financiero incapaz de dar crédito a familias y empresas. ¿Hasta cuando?. Por eso debemos exigir a nuestros gobernantes, que ya que sus políticas nos saquean la cartera sirvan para aumentar nuestra esperanza y creer en nuestro futuro. Eso solo ocurrirá si esas políticas comienzan a dar su fruto.

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